lunes, 12 de diciembre de 2011

NO ES AMOR


No hablemos de amor.
-No.
-Esto no es amor.
-No.
-No es amor.
-No – trago-, no.






Es que sos tan ágil mi amor, en tu cuerpo; soy tan elástica, soy tan precisa mi amor, cuando te toco, tan acuática sobre vos; soy tan bella y tan perfumada que me amás, mi amor: contra tu voluntad y contra tu odio, cuando te toco estás enamorada.
Pero acabamos.
Y me vuelvo calabaza.








El amor –no se lo digo- es religioso. Sacralización de los momentos. El teléfono desde donde te llamé. El café en el que me dijiste que sí, bueno, que vos también de alguna manera era evidente que me querías. La esquina que nos tuvo a los gritos una hora. El amor detiene, registra, hace un templo de los detalles y es en la obsesión por las banalidades donde lo reconocemos. Pero no se lo digo porque el sacerdocio es cosa de uno. María no ha oído el llamado.



Haber causado el vuelco. Haber abierto alguna vez la boca otro poquito. Haber generado el deseo. Ese deseo. Haber sido mordida por sus dientes. Haber gemido incluso. Haber provocado furia y cambio. Ser el hito. Haber permitido sus manos. Haberme mojado, haberla enchastrado. Haber enamorado a una mujer. Demasiado para mí.



El más grande odio.
Como me odio el amor, me odio el odio.




(No es amorPatricia Kolesnicov, Edit. Punto de lectura)

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