domingo, 26 de junio de 2016

Ya no.




When you lose something you can't replace
When you love someone but it goes to waste
Could it be worse?



Sólo vine a decir que ya no está conmigo. Ya no habrá hijos, ni gatos, ni perros. Ya no estarán nuestras risas sonando al mismo tiempo. Ya no habrá aniversarios, ni cosquillas, ni hot cakes los domingos por la mañana. Ya no quedan planes, al menos no en conjunto. Ya nunca más dormiré abrazándole; ni volveré a escuchar su voz para calmarme.

Ya no está. Se acabó un mundo de ocho años. Se acabó un mundo que parecía, como tantas cosas, eterno.
Las cosas terminan. Debí pensarlo. Las cosas acaban. Debí tener la certeza. El universo no es eterno, ni el amor, ni nada. 
Sólo vine a decir que aunque duele, que aunque estoy rota, la vida sigue corriendo; el universo no se ha detenido; las nubes siguen viajando alrededor del planeta; yo respiro, y en algún lugar también respira. La vida no se detiene, es un flujo constante; una vorágine en la que nos vemos atrapados.
Sólo vine a decir que quise sentir esperanza; que quise pensar que un día nuestros caminos volverían a encontrarse; que habría un tiempo que sí sería el exacto. Quise creer. Pero la esperanza duele más;  rasga de a poco cada órgano y no ayuda. Paraliza.
Quise creer, pero ha llegado el tiempo de aceptar. De abrir los ojos y ya no ver la fantasía. Ese mundo era real y no lo vi.
Sólo vine a decir que no hay culpas, ni odio, ni reclamos; sólo la tristeza viajando a todos lados conmigo y el convencimiento de que un día se hartará y terminará por irse.
Ya no está conmigo. Ya no habrá otro aniversario. Ya no sonreiremos a la par. Ya se acabó este mundo y ha empezado un mundo nuevo.

lunes, 17 de agosto de 2015

Bucles




Caer
un viaje interminable
profundo
[más y más profundo]

Rodar
camino a la nada
un bucle
y otro 
y otro
y otro

Es esto:
no el horizonte
no el espacio
no el error
es esto:
el derrumbe
el comienzo de otro ciclo
donde las cosas
al otro lado del muro
se escuchan siempre caer.

domingo, 16 de agosto de 2015

Cuando todo parece una amenaza.



Es difícil para cualquier persona aceptar que se tiene ansiedad; que se vive con una sensación de alarma constante; que algo dentro de uno se ha averiado y hace que todo parezca peligroso y amenazante. Sí, para cualquier persona es difícil aceptarlo; pero, pienso, lo es aún más para alguien que ha concluido con éxito un proceso terapéutico en el que se resolvieron temas que nada tenían que ver con ansiedad y que, además, se dedica a la psicología.
Y en efecto, me ha costado mucho trabajo darme cuenta primero y después aceptarlo, creo que una parte de mí aún no lo acepta; que una parte de mí aún me dice que éstos no son síntomas de ansiedad; que este terror ante lo desconocido, ante los cambios, son normales en mí. Pero el caso es que no, lo que me viene ocurriendo hace más de año y medio no es normal. No es normal paralizarse ante la idea de un mínimo cambio en mi vida; asustarme y llorar porque no quiero moverme ni un milímetro del lugar seguro en el que estoy; perder la capacidad para disfrutar cosas nuevas; ver una serie tras otra para no tener tiempo de pensar; el dolor en la boca del estómago cuando hay un mínimo cambio en mis planes. No, no es normal.
Siempre he sido una persona con rasgos más bien depresivos; con etapas de apatía y aislamiento; los síntomas ansiosos habían sido pocos y siempre había conseguido mantenerlos a raya, hacer que aminoraran; pero el caso es que en los últimos años pasaron tantas cosas; se activaron tantas alarmas reales; la frustración vino una y otra vez; perdí sueños y personas, que ahora no consigo apagar esas alarmas, ni creer en un futuro halagüeño.
He sabido muy bien cómo ocultarme a mí misma lo que estaba pasando; ir sorteando los pequeños obstáculos y minimizando mis sentimientos; pero estas últimas semanas esa parte de mí bajó la guardia y me hizo darme cuenta de lo que estaba pasando. Aún no entiendo mucho de esto; todos esos libros que he leído, los pacientes con ansiedad que he tratado; mis conclusiones lógicas, nada de eso sirve en este momento. Por ahora trato de convencerme de que el inicio de toda solución es el conocimiento de que algo pasa; de que algo falta; de que algo está fallando. Por ahora al menos me tranquiliza la certidumbre de saber qué es lo que ocurre. Por ahora sólo puedo pensar en esta "ahora".

martes, 28 de julio de 2015

Papá no conocía el mar



Ir a la playa jamás ha estado en mi lista de cosas imprescindibles; las tres o cuatro veces que he ido he disfrutado más asolearme leyendo que meterme al mar; hay, inclusive, un par de fotos donde puede verse cómo las olas me juegan una mala broma: no sé nadar. Sin embargo, cuando mi hermano sugirió que fuésemos a la playa de La Pesca, en Soto la Marina, no opuse resistencia; tal vez porque no creí que su sugerencia fuese tomada en cuenta por mis padres; pero papá fue el primero en decir que él conocía una ruta que nos llevaría hasta ahí en menos de 3 horas. Yo seguí sin creerlo y sin dar mucha importancia a su conversación, pero también sin negarme. Toda esa incredulidad de mi parte viene del hecho de que jamás habíamos ido de vacaciones en familia. La filosofía de mis padres siempre ha sido la de que nunca hay tiempo libre y que todo el tiempo hay ocupaciones que no pueden postergarse; muchas veces he deseado ser un poco como ellos: trabajadora y disciplinada; pero he de confesar que mi fuerte siempre ha sido la procrastinación y no la disciplina. Esta idea de mis padres como dos seres que aman trabajar sin descanso no me dejaba creer en que de verdad mi hermano y papá estaban planeando un viaje al día siguiente; pero de pronto, vino a mi mente una pregunta: "¿Papá conoce el mar?" Y resulta que no, papá no conocía el mar. "De lejos", fue su respuesta, y de inmediato al escucharla me uní a los planes y a la emoción por algo totalmente nuevo en la familia: ir a un lugar nosotros cuatro sólo por placer y diversión.
Ahora que lo pienso todas esas horas previas al viaje me sentí como cuando de niña algo me emocionaba y no me dejaba dormir bien; inclusive el dolor en el centro de mi estómago era el mismo de aquellos años.
Y ahí estábamos al día siguiente, metiendo cosas en el carro, sonrientes y de buen humor, incluso sin sueño a pesar de haber madrugado para evitar el sol de verano. Papá es un hombre reservado que muy pocas veces expresa sus emociones; un hombre de muy pocas palabras, por eso para mí era fácil interpretar su emoción por el viaje al escucharlo conversar durante la mayor parte del recorrido; hablando de la casa de José de Escandón, ahora convertida en museo, cuando pasamos por Jiménez; de las veces que hizo el recorrido hasta Abasolo a caballo y del Río Soto la Marina en el que desembarcó Francisco Javier Mina; contando de vez en cuando el número de kilómetros que faltaban para llegar a nuestro destino. Mamá, quien nunca había había viajado por esas carreteras, no dejaba de sorprenderse ante el paisaje y todo lo que ese verdor debía representar para la ganadería y para las personas que vivían de ella; fue ella la única que vio el letrero que decía "Soto la Marina" lo cual impidió que nos perdiéramos y la que organizó, como siempre, todos nuestros movimientos. 
El viaje de ida me resultó bastante largo, porque no confiaba mucho en que estuviésemos siguiendo la ruta correcta, planeaba dormir, pero de nuevo ese vacío en el estómago debido a la emoción no me dejaba cerrar los ojos. 
Y casi tres horas después ahí estábamos, a las 10:45 de la mañana, sintiendo el bochorno y escuchando el sonido del mar. Podría decir incluso, que esa fue la primera vez que experimenté una alegría total al sentir la brisa y al ver las olas reproducirse una tras otra.
Todo estos años pensé que la imagen que siempre estaría en mi cabeza sería la de mis padres trabajando todo el tiempo y siendo felices con ese trabajo; pero ahora sé que la imagen que jamás olvidaré será la de papá mirando al horizonte y la de mamá venciendo el miedo a la imagen inmensa del mar. Ese fue uno de los momentos más felices de mi vida, de nuestra vida.
El regreso nos dejó la promesa de volver muy pronto y de visitar otros lugares; el regreso nos dejó sin duda uno de los mejores recuerdos en familia y una gran sonrisa.

sábado, 10 de mayo de 2014

Paisaje



Esteros
trozos de tierra
esperanza al fin
[más morena que una mañana en selva]
ágil memoria
¿qué vacila en el ámbar?
¿qué roca te cruza el rostro?
¿qué conjunto de enredos te atan a mi carne?
Se desatan nubes y distancias
el silencio es este instante que nos cubre
hasta tocar el fondo de sus aguas ocultas
hasta mecer la sombra que todo abarca
hasta encender la tarde y ser ceniza
¿qué lluvias al fin se llevarán este derrumbe?
Esperanza al fin

trozo de tierra.

jueves, 27 de marzo de 2014

Llovizna

En efecto, aquí la lluvia.
[Aquí y también allá]
El agua como conductor.
El olor/ la tierra húmeda/ la infancia.
Aquí lo que sobra es miedo.
Aquí lo que brota es duda.
Ni siquiera charcos.
Ni siquiera el gris entre los charcos.
Allá lo poco.
Aquí toda tormenta todo verbo.
En efecto, allá la lluvia.
El dolor/ la tierra árida/ la herida.

Todos nombres.



Poner en una frase esto.
Transcribir cada sentencia.
Lo aquí expuesto es mentira.
"Favor de borrar la pizarra al terminar".
Aquí están todos los nombres que nadie quiso usar.
Aquí la larva de la ira.
El sedimento.
"Favor de no guardar los gritos".
Aquí lo no dicho se vuelve nódulo.
La palabra.
El espacio.
La gota de bilis que resbala.
Poner en una frase todo.
Lo aquí expuesto va a explotar.

domingo, 12 de enero de 2014

Post-it 69



Somos el fragmento de un “algo”
un espacio apartado del resto.
¿Recuerdas cómo vi tus ojos la primera vez?
Hay algo de silencio.
Siempre hubo un poco de silencio.
Las voces dentro me atrapaban.
[A veces tu piel calma (a veces)]
El sonido de las olas arremetiendo en tu espalda.
¿Recuerdas quién era antes/ quién fui sin ti?
Ahora tus dedos: míralos
desplumar el aire
atraparme
ser un todo.
Habrá que mirar lentamente el pasado
quedarnos en este espacio que es presente.
colocar en un post-it lo futuro
¿Recuerdas que quise amarte?


martes, 10 de diciembre de 2013

Aquí la tarde (Sesenta y siete)

Aquí la tarde podría sentarse y esperar.
[Aquí tu cuerpo y el abrigo].
Los pasos sobre aceras desconocidas.
La ciudad que vive en tus ojos.
La corteza.

Aquí el deseo que avanza.
El deseo que avanza.
El deseo que avanza.

Aquí las paredes blancas.
El sonido de otros.
Cuerpos que avanzan a mitad de un sueño.
[El golpe/ la avalancha].
Tu nombre que rodea calles.
Tu nombre que flota.
Tu nombre niebla.

Aquí la tarde podría sentarse y esperar conmigo.


lunes, 2 de diciembre de 2013

Escritorio.



El estado de cuenta de aquel banco.
Sobre el escritorio.
Ignorado.
Ausente de mí./ Ausente de ti.
Los números que no he querido ver.
Los números que no veré.
Todo este cuarto que no huele a ti.
[Que no es parte de ti].
Y la luz.
La luz que se ha instalado.
Las cortinas blancas que tanto odio.
“Si estuvieras aquí me habrías rescatado”.
Si estuvieras.
Si yo estuviera.
La taza que rompí.
La taza de hace 5 años.
Aguantar el llanto.
Sostener las lágrimas que pudieron no acabar.
“Nuevas historias que esperan”.
Esperan.
No puedo esperar más.
No puedo ser el estado de cuenta ignorado.
Ausente de ti.

Ausente de mí.

Abandono.

El cuerpo aquí. Abandonado.
El cuerpo aquí, sobre esta cama.
Sobre esta cama.
Con tu ausencia aquí.

Con tu ausencia el cuerpo abandonado.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Líneas.




La descarga
[ascendiendo]
el golpe de ojos
el imán

La atadura de pronto
[ese vaciarse y no vaciarse]
La volcadura de pronto
[ese desear y no desear]
La rotura de pronto
[ese tener y no tener]

La descarga
[quemando]
la piel al descubierto
lo equivocado

Miradas que vacían
[hay ternura en todo esto]
miradas que crecen
[hay dolor en todo esto]
miradas paralelas 
que nunca [nunca] llegan a cruzarse

La descarga
pozo inacabable en el que cae el cuerpo
el vértigo
la cortadura
el vértigo
la cerradura
el vértigo
el jamás
[Hay una historia en todo esto/un homenaje]




domingo, 17 de noviembre de 2013

Confabulación.



Esta es la palabra/ el relleno.
Esto es ficticio.
Esto no es real.
[La amnesia]
El vacío en la historia.
Esto es relleno del relleno.
Esto es un síndrome.
Una mentira.
Esto no es consciente: Korsakoff.

sábado, 16 de noviembre de 2013

A SUPERFICIE.




Todo aquello que amenaza.
Todo lo que cimbra.
Acerca.
Me acerca.
Y es tu nombre.
[Es tu voz]
Y siguen siendo más-mías tus horas.
[Más-mías]
Y lo que emerge es la reconciliación de los sentidos.
Y lo que cimbra.
Tu voz.
[Más-mía]
La única.

martes, 29 de octubre de 2013

Moscas en los restos.


Aquí el silencio es haber creído.
Aún en los espejos.
La materia/ tiempo.
Haber sido membrana.

Aquí el silencio es el deshecho.
El testimonio que no existe.
Las astillas.
La intemperie.

[Hay moscas en los restos.]
El ansia.
El precipicio.


Aquí el silencio es ser borrada.
Del tacto/ de la noche.