lunes, 10 de septiembre de 2012

PERFIL DE SOLEDADES (Amparo Dávila).


PERFIL DE SOLEDADES


I
Si alguien hubiera dicho: 
la soledad se nutre de párpados caídos, 
de silencios dormidos en la noche del ángel; 
la soledad es una inválida semilla,
heredad antigua, cadena y mortaja...

Pero nadie lo dijo.

Y yo, que esperaba, 
tuve que evadirme 
por los cuatro puntos amargos del viento.

II
Me sorprendo cercana de la noche,
en vano pregunto y llamo;
bajo un cielo de ruinas
contemplo mis manos
que se alargan como interrogaciones
y veo, palpo, siento,
la soledad.

III
QUIEN quiera leer en mí 
que baje los ojos hasta el musgo, 
a la raíz misma del llanto, 
donde se nutre y se dibuja el perfil de la angustia.

Es inútil buscarme en el verde árbol 
que canta su pródigo verano, 
su mediodía de pájaros
y la agilidad niña de una esperanza. 

IV
SOY silencio y sombra.
Presentida, pálida neblina de una muerte,
siempre epidermis y tacto,
tan íntima y constante
que su voz expresa mis palabras.
y mis huellas son tan sólo el eco
de su propio paso.

V
DE soledades estoy hecha, 
vasija y contenido.

Llevo una voz sin sol
que en vano quiere gritar, en el origen,
el color y la anchura del desierto; 
en sí misma se encierra y despedaza 
al intentar romper la cáscara del mundo.

VI
LLEGO por subterráneas grutas
al intacto manantial del sueño.
Y he ahí que me fugo
de las manos que me oprimen;
intento la estatura del grito
y avanzo hacia mi sombra;
porque nadie sabe
que este silencio de sepulcros
es sólo un eco
de tormenta en la cumbre.

VIl
NUNCA había estado
más cerca de mi muerte.
—Presencia en la rosa,
sombra sobre el agua—
en mí sentida, cierta,
lenta nostalgia o angustia viva,
esperanza o desesperanza.

VIII
DE nuevo, en mi deshabitado mundo,
contemplo mis manos
que se alargan como interrogaciones
y veo, palpo, siento
la soledad.

Si alguien me hubiera dicho...

Pero todos callaron.