Se miró en el espejo; algo había comenzado, como una semilla mal plantada poco a poco empezaba a germinar en su interior una idea: ella era hermosa y eso era algo que ni el tiempo podría quitarle. Apartó el cabello de su frente y dedicó unos minutos más a observarse con detenimiento; le sorprendía cómo con una simple frase Miranda había conseguido transformarla, convertir su grisácea imagen en un cuerpo lleno de vida y luminosidad. Le sonrió al espejo, no podía evitar esa sonrisa, ni el escalofrío en su piel cada vez que recordaba la noche anterior; los ojos fijos de Miranda que tantas veces la habían visto con afecto antes y el tono de su voz al decirle lo que ahora no podía olvidar. Le parecía increíble lo que una simple frase había desatado y todo lo que un tenue batir de pestañas empezaba a provocar en su vida; no podía despertar del sueño en el que ella y Miranda habían hablado al fin con la verdad...
martes, 20 de diciembre de 2011
viernes, 16 de diciembre de 2011
Me gusta este diciembre...
Me gusta este diciembre, porque representa el cierre de uno de los años más inesperados de toda mi vida; por que es el perfecto final de un 2011 en el que no pude estar más cansada, más llena de pendientes y más preocupada; porque llegan a su termino los doce meses más intensos de toda mi vida.
Me gusta este diciembre, no hay duda, me gusta estar viva y llena de cosas por hacer; me gusta tener a los maravillosos amigos que tengo; me gusta haber encontrado más personas a quienes amar; me encanta estar rodeada de personas que verdaderamente valen la pena, y sobretodo me encanta llegar a mi cuarta navidad con el Bicho más hermoso del mundo.
Como saben, no creo mucho en esto de la navidad pero aprecio mucho que en esta época tratamos de ser un poco mejores y de valorar todo lo que tenemos. Diciembre es para celebrar, para celebrar la vida, el amor y la amistad, y yo, no dejaré de celebrar...
martes, 13 de diciembre de 2011
JAMÁS Y SIEMPRE.
A veces, somos tan felices con lo que
tenemos, con lo que hemos conseguido, con lo que hemos mantenido vivo, fuerte y
hermoso a través de los años, que terminamos creyendo que nuestra experiencia
podría servirle de algo a los demás, a los que no ha querido correr el riesgo;
a los que prefieren callar muchas cosas con el fin de evitar quedarse sin lo
poco que tienen. Últimamente me pasa mucho eso, bueno, debo confesar que
siempre, aún incluso antes de conocer lo que es la vida, he tenido esa poca tolerancia
ante aquellas cosas que no ocurren por el temor de que algo extremadamente malo
pase; esta, gracias al cielo, es una de las muchas razones por las que siempre
he detestado las telenovelas: jamás entendí por qué los protagonistas
inventaban pretextos ridículos para no estar juntos; desde pequeña siempre me
dije: “se aman, eso debería bastar para intentar estar juntos”; creo que eso
siempre me pareció inconcebible, terrible y absurdo; con el paso de los años me
di cuenta de que ese tipo de cosas ocurren en la vida real; de que hay personas
que han encontrado a ‘esa persona’ que realmente los hará felices, pero que
jamás darán un paso para conseguir esa felicidad por miedo a perder una mirada,
una sonrisa, una amistad, el afecto o la presencia de ese ser.
‘A veces es mejor quedarse con lo que se tiene
que arriesgarse a perderlo todo’, dicen algunos, y no estoy dispuesta a
creerlo; no es que yo sea una persona de grandes riesgos; sin embargo, he
sabido apretar los dientes, tragarme el miedo y dar el siguiente paso: me fue
mal… y me fue bien, y sobre todo, aprendí muchas cosas, continúe con mi vida y
un día, al fin, tuve éxito, y ese éxito sigue a mi lado.
Supongo que algunos tienen más cosas
que perder que otros, que el miedo es demasiado; que no están listos; que la
situación no es tan fácil; creo que lo que intento decir es que las decisiones
deben ser tomadas cuando todavía es tiempo de tomarlas; jamás he creído en la
impulsividad, pero a veces, sólo a veces, es bueno plantearnos la posibilidad
de romper con todo y elegir ser felices, de cerrar los ojos, apretar los
dientes y decidir dejar de ser parte de esa historia de ‘JAMÁS pasará nada,
pero SIEMPRE existirá la posibilidad’.
lunes, 12 de diciembre de 2011
NO ES AMOR
-No.
-Esto no es amor.
-No.
-No es amor.
-No – trago-, no.
Es que sos tan ágil mi amor, en tu cuerpo; soy tan elástica,
soy tan precisa mi amor, cuando te toco, tan acuática sobre vos; soy tan bella
y tan perfumada que me amás, mi amor: contra tu voluntad y contra tu odio,
cuando te toco estás enamorada.
Pero acabamos.
Y me vuelvo calabaza.
El amor –no se lo digo- es
religioso. Sacralización de los momentos. El teléfono desde donde te llamé. El café
en el que me dijiste que sí, bueno, que vos también de alguna manera era
evidente que me querías. La esquina que nos tuvo a los gritos una hora. El amor
detiene, registra, hace un templo de los detalles y es en la obsesión por las
banalidades donde lo reconocemos. Pero no se lo digo porque el sacerdocio es
cosa de uno. María no ha oído el llamado.
Haber causado el vuelco. Haber abierto
alguna vez la boca otro poquito. Haber generado el deseo. Ese deseo. Haber sido
mordida por sus dientes. Haber gemido incluso. Haber provocado furia y cambio. Ser
el hito. Haber permitido sus manos. Haberme mojado, haberla enchastrado. Haber enamorado
a una mujer. Demasiado para mí.
El más grande odio.
Como me odio el amor, me odio el
odio.
(No es amor, Patricia Kolesnicov, Edit. Punto de lectura)
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