Pasó la primavera y el verano,
no florecimos,
no se abrió el pétalo invisible de nuestros sueños.
El otoño vino y se llevó nuestros recuerdos,
la tierra se volvió yerma al inundarnos el invierno.
No florecimos,
fuimos segados por manos que nunca nos amaron,
fuimos arrancados de raíz,
no quedó nuestra semilla cercana al corazón del buen Dios,
no florecimos porque nunca despedimos al invierno.
(C) Perla Guijarro
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