Y a veces, nos damos cuenta de que tenemos todo, o más, de lo que siempre hemos deseado. Esos días jamás debemos olvidarlos, hay que grabarlos en la memoria del corazón, para sacarlos cuando la nostalgia nos ataque, y guarecernos en sus brazos mientras afuera el mundo se destruye. Gracias al Dios Hermoso que nos ha dado la vida.
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