sábado, 30 de junio de 2012

Llovizna.





La tarde se deshace en tristes lluvias gotas, la respiración se acorta, el cuerpo se prepara para el sueño y yo, imaginariamente en tus brazos habito.

El trabajo diario, la precisión marcada en el reloj, el ocaso del día viven en mis manos; solo sobre tu piel pierdo el hastío, acomodada en tu sexo se diluye la cortina del miedo; solo durmiendo en tu mirada el corazón descansa, se orquesta el gravitar del tiempo; en tu noche amanezco; duermo en el oscilar de tu canto, soy la respiración que se adhiere a tus caderas.

Solo en tu voz respiro, solo en tu voz me recupero.


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