martes, 19 de julio de 2011

NATURALEZA HUMANA

Sí, "naturaleza humana", esa frase que uso cada vez que alguien muestra sorpresa por alguna actitud inesperada por parte de otra persona. "A mí no me sorprende: naturaleza humana", suelo decir con un tono un poco sarcástico; pero he de confesar que jamás me he puesto a pensar qué es lo que hace que muchas veces vayamos directo a cometer acciones que desde un principio sabíamos que traerían problemas.

Hace un rato, en una conversación no entendí por qué aunque muchos de los juegos mecánicos en las ferias nos producen miedo, siempre o casi siempre, estaremos dispuestos a subirnos a ellos. ¿Qué hace que el ser humano corra riesgos innecesarios, qué hace que disfrutemos tanto el peligro o el vértigo del error que pronto ha de ocurrir?

Quizá algún residuo de selección natural queda en nuestros genes: estar atentos al peligro, aunque el peligro tengamos que crearlo nosotros mismos; tal vez la dopamina al ser tan  importante para la motivación de buscar recompensas, se convierta en nuestra adicción y nuestro cerebro se sienta todo un adolescente si de correr riesgos se trata. El punto es que allá vamos, buscamos acercarnos al problema, ignoramos las señales de alerta de nuestros amigos y pensamos que tendremos todo bajo control, "naturaleza humana", o quizá, sólo quizá, una leve señal del Tanatos1 que todos llevamos dentro.



1 Aunque no está claro que Freud utilizase este término en sus escritos, habitualmente la literatura psicológica lo utiliza para designar lo que Freud llamó en "Más allá del placer" el principio de nirvana, o instinto de muerte. Por el instinto de muerte encontramos en el sujeto un apetito hacia el estado de tranquilidad total, hacia el cese de la estimulación y de la actividad, un afán por regresar al estado inorgánico inicial. Este instinto es irreductible a otros instintos positivos, formando junto con el instinto de vida o Eros las disposiciones básicas de todo ser vivo, y por supuesto también el hombre. El masoquismo, el sadismo y todo afán por la destrucción es expresión patológica del instinto de muerte

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