Es julio.
(LI)
Puse tu nombre a cada
cosa que me hizo llover.
renombre horas con el sonido de tus pestañas
al mirarme
yo decía “quiero” en
lugar de “quédate conmigo”;
miraba tus ojos, corteza
entre corteza y brotaban bosques en mi piel.
Aprendí a amar cada
telenovela que vimos-¡qué remedio!- juntas,
a saborear las fresas
que en mi lista de disturbios iban primero.
Coloqué primero tus miedos,
luego mis fantasmas;
yo decía “amor” en lugar de “fúgate conmigo”,
dejé que sembraras
girasoles en mi huerto,
con mis manos planté en
tu vientre semillas que creíamos, algún día crecerían.
Le di espacio a tus
caricias,
el preciado tiempo lo
regalé por completo a tu saliva,
quise dejar escrito en
tus muslos la palabra “siempre”
aparecieron marcas que
nos siguen aferrando.
Puse mi piel en tu piel
transparentando el universo,
nos convertimos en el
río de la infancia
y ahora, ahora necesito
decirte: “eres todo”
y sólo alcanzo a
pronunciar “es julio y nos hace falta lluvia”.