(SESEM ORTAUCYATNIERT)
En el corazón del océano palpitaba tu rostro,
viajé desde áridas regiones para llegar a tu bahía,
fui extranjera adentrándose en tu oleaje,
desembarcando en la arena de tus ojos;
fue tu salada paz mi recompensa.
Tras mis pasos llegó el polvo,
el sol con su látigo de fuego,
mi voz, cactácea, te aprisionó entre sus raíces.
Fuimos de lodo:
el desierto, mi cuerpo,
la humedad, tus manos.
Febrero de 2011.
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