La semana pasada estuve bastante triste, enojada y muy pero muy irritable, ¿la razón? algunas situaciones estresantes y mi tendencia a desesperarme fácilmente y a ver todo lo negativo de las situaciones, además, debo agregarlo, todo esto se aunó a mi SPM (que en definitiva sí existe), así que me sentía bastante alterada. El problema real es que no sabía a quién contarselo, porque en mi experiencia las personas responden a un: 'Me siento triste', con estas respuestas: '¿Pero por qué, dejate de cosas, vamos a salir a divertirnos para que te quites esas ideas de la cabeza', 'No tienes porque estar triste, tienes todo para ser feliz', hay quienes de plano piensan que nunca seremos felices porque no queremos serlo y que además nos gusta el drama y hacernos las víctimas.
La realidad es que muchas veces lo único que deseamos es decir lo que sentimos para liberarnos de toda esa materia negra que es la tristeza o el enojo; sin embargo, pareciera que hemos perdido el derecho de sentirnos mal, que el estar enojado, triste, irritable o malhumorado es lo peor que nos puede pasar y aún mucho peor es andarselo contando a los amigos, porque ¿quién quiere a su lado a un 'vampiro energético' que te cuenta sus problemas?
Es increíble que a estas alturas se nos quiera prohibir de manera inconciente expresar lo que sentimos, o más bien: expresar lo mal que nos sentimos, en la actualidad está de moda ser positivo, sonreírle a la gente, ser amable, expresar nuestro optimismo ante la vida; y esto sólo crea humanos llenos de problemas que aprendieron a ser buenos y mostrar siempre su mejor sonrisa con tal de ser aceptados y encajar, esa actitud, creo, no es más que una farsa, a diario me desayuno con frases de personas en el facebook que nos dicen a los demás lo optimistas que debemos de ser y lo maravilloso que es el día a día, a veces quisiera decirle que no le creo ni una sola palabra: vivir es lindo, la vida es linda, pero lo que la hace linda son los altibajos, los contrastes entre los días terribles y los días que te arrancan una sonrisa.
Creo que lo ideal es aceptar que no es malo sentirse triste, que no es malo expresar nuestro enojo, que al gritar o llorar nos estamos liberando de un cáncer emocional y le estamos dejando un espacio aún más grande a todas las emociones positivas que también a diario sentimos.